El consumo de proteína animal en los hogares venezolanos ha bajado casi a cero, lo cual podría traer ciertas afectaciones.
El señalamiento lo hizo Susana Rafalli, nutricionista, quien considera que el Gobierno debe tomar medidas en cuanto a la protección y apoyo al sector ganadero, mejorar el poder adquisitivo de la población y garantizar alimentos con proteínas en los programas Clap y PAE.
En entrevista con Jorge Jiménez dijo que ha notado que las proteínas como carne de res, pollo y lácteos, casi han desaparecido en los hogares con bajos recursos económicos.
Recurren al pescado barato, sardinas y huevos, pero en los meses de mayor inflación éstos también llegan a desaparecer.
Quedan los de origen vegetal como granos y enlatados que vienen en la caja Clap, pero son muy pocos al mes y cubren apenas un día.
Explicó que el problema es que las proteínas son importante para el crecimiento, así como para la reparación y construcción de tejidos en niños y adultos.
Además, las de origen animal son la principal fuente de hierro de mayor aprovechamiento biológico.
“Decir que faltan significa que la alimentación es deficiente”, mencionó.
Considera que el Estado debe continuar la flexibilización de las medidas para el sector ganadero, y así se mueva mejor la producción e importación de rubros para ese sector.
También darles garantías de seguridad jurídica, personal y de los rebaños.
Ve con preocupación como se han incrementado los hurtos en los hatos, sin que las autoridades intervengan para dar protección a los productores.
También cree que debe haber garantías ante amenazas naturales, porque ahora mismo el sector productor en Zulia está bajo agua y no se han tomado las medidas para poner en resguardo la producción ganadera.