Muchas bromas se hacen con respecto al mes de febrero, que si me caso el 31, que si cumplo años cada cuatro años, pero se habían preguntado por qué este mes es el más corto del calendario?
El año comenzaba el 1 de marzo («martius», de Marte, dios de la guerra) en el primer calendario romano, que originariamente se dividía en solo 10 meses y al que había que intercalar otros adicionales para remediar los desfases con las estaciones.
Numa Pompilio, sucesor de Rómulo, intentó solucionar el problema introduciendo dos meses más, enero (Ianarius, dedicado a Jano) y Februarius (el mes de las fiestas «februas» de purificación). El año pasó a tener 354 días, pero de forma ocasional había que incluir un mes más, el mercedinus, en el que se pagaba a la servidumbre y que a menudo era manipulado por intereses políticos y económicos.
Los egipcios «fueron los primeros en desarrollar un calendario de 365 días», basándose posiblemente en sus observaciones del ciclo anual del Sol, mediante la determinación de los solsticios «aunque hay quien defiende que puede tener un origen estelar basado en la repetición del orto heliaco de la estrella Sirio cada 365 días», señala Belmonte. Su calendario era de 360 días, más 5 adicionales que se añadían cada año, al final. «No usaron años bisiestos hasta la ocupación romana de Egipto», añade el astrónomo español.
Admirado por los conocimientos egipcios y ante el desfase acumulado de cerca de tres meses al que había llegado el calendario romano, Julio César encargó la elaboración de uno nuevo a Sosígenes de Alejandría. El astrónomo ajustó el calendario a 365 días anuales, repartiendo los 11 días de más entre los meses que pasaron de los 29 y 30 días a los 30 y 31, salvo febrero, que al ser el último se quedó fuera del reparto.
Incluyó un día extra cada 4 años que, siguiendo la tradición romana de los meses intercalados, se fijó entre el 23 y el 24 de febrero. De ahí el nombre de bisiesto, del latín «bis sextus dies ante calendas martii» (seis días antes de marzo). El primer día de cada mes se llamaba el de calendas (que daría origen a la palabra calendario) porque calare significa llamar en latín y ese día se voceaba en las ciudades el inicio del mes.
El mes Quintil, pasó a llamarse Július (julio) en honor a Julio César; Luego Octavio Augusto renombró el mes de Sextil del calendario juliano como Augustus (agosto). No contento con ello y viendo que el mes de su antecesor contaba con un día más que el suyo, le añadió uno que sustrajo a febrero. Por esa acción de vanidad los meses de julio y agosto tienen 31 días ambos.
La implantación del calendario juliano en el 46 a.C. hizo que aquel año durara ¡445 días! Pasó a la historia como «el año de la confusión».
«El calendario juliano supuso una mejora con respecto al egipcio» al incluir los años bisiestos, pero «se abandonó la lógica del calendario egipcio de 12 meses de 30 días más los 5 epagómenos (o 6 en años bisiestos en el Alejandrino), manteniendo el caótico sistema romano de duración de los meses carente de toda lógica, con meses ni siquiera alternos de 31, 30 e incluso 28 días».
Sosígenes había medido el año en 365,25 días, con un error de 11 minutos y 14 segundos con respecto al año trópico que dura 365,2422 días. Con el trascurso de los siglos el calendario juliano se había desfasado en 10 días que corrigió el Papa Gregorio XIII, aconsejado por el italiano Luigi Lilio y el jesuita Christopher Clavius.
Del 5 de octubre de 1582 se pasó de un plumazo al 15 del mismo mes y año para que los equinoccios volvieran a coincidir con el 21 de marzo y el 23 de septiembre. También se anularon algunos bisiestos de forma que desde entonces un año es bisiesto si es divisible entre 4, excepto si es divisible entre 100 pero no entre 400.
«Hay que corregir esa diferencia de -0,0078 días sustrayendo un bisiesto cada 300 años aproximadamente», explica Juan Antonio Belmonte, astrónomo en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) . El calendario gregoriano, que acumula un día de desfase cada 3.300 años, «se ajusta razonablemente bien a las estaciones en ciclos muy largos de tiempo», a juicio de Belmonte, «salvo que seguimos con el caos de los meses romanos»,
No han faltado intentos de repartir los días con más lógica, como el llevado a cabo en la Revolución Francesa con un año similar al egipcio aunque con nuevos nombres. «Fue un fracaso absoluto», señala el experto porque «es muy difícil borrar de un plumazo miles de años de historia y tradición por muy lógico que se sea».
Por eso tampoco augura éxito a la iniciativa del economista Steven H. Hanke y el físico y astrónomo Richard Conn Henry para establecer un calendario idéntico cada año, con meses regulares de 30 días y cuatro más de 31 más un día adicional para mantener la estructura de la semana de 7 días. Tampoco a la propuesta de 13 meses de 28 días todos idénticos con un día del año fuera del cómputo semanal hasta sumar los 365. «Tiene el defecto de no permitir una división por trimestres o cuatrimestres porque el 13 es primo», explica.
Dado que el calendario gregoriano se ha convertido en el calendario mundial de los negocios «no va a haber reforma que pueda con él», estima Belmonte.
Muchas áreas donde se han implantado religiones cristianas también han sustituido el calendario juliano por el gregoriano como base para sus calendarios litúrgicos. Sin embargo, la mayoría de las iglesias ortodoxas de oriente todavía utilizan el calendario juliano para calcular las fechas de las fiestas móviles, incluyendo la Pascua. Algunas iglesias ortodoxas han adoptado un calendario juliano revisado para las fiestas fijas, mientras que otras iglesias ortodoxas mantienen el calendario juliano a todos los efectos. El calendario juliano8 todavía es utilizado por los bereberes del Magreb mediante el calendario bereber,9 así como por las comunidades religiosas del Monte Athos. En la forma del calendario copto, es la base para el calendario etíope, que es el calendario civil de Etiopía.10
Durante la transición entre calendarios y durante algún tiempo después, fue utilizado el fechado dual en los documentos, consignándose la fecha de acuerdo con ambos sistemas simultáneamente para evitar ambigüedades.
Con información de BBC/ Wikipedia