La sonrisa de las niñas que reciben cuidados en la Casa Hogar Febres Cordero de Naguanagua, hacen olvidar por un momento algunas carencias que hay alrededor.
No obstante, eso no escapa de la vista al salir. Alrededor de la casa de cuidado el monte reina y a pocos metros está la iglesia abandonada.
Arreglar el templo, que envíen una cuadrilla para desmalezar constantemente y una cisterna de agua semanal es lo que piden las hermanas cuidadoras de la congregación Martha y María.
La madre Sabina hizo el señalamiento cuando fuimos a entregar parte de los donativos que se recogieron en la jornada de recolección de @donaunasonrisa, coordinada por la odontólogo Angélica Bocanegra. El resto de lo recaudado será entregado a otros grupos de niños.
La madre nos explicó que atienden a 14 niñas que tienen protección a través del tribunal o la Lopna.
Pero, además de eso, tienen un plan de alimentación para 100 niños de la colectividad, censados con ayuda del consejo comunal, que reciben almuerzos de lunes a viernes.
Este programa se llama “Un pan compartido con los niños”, para lo cual reciben apoyo de grupos de personas que llevan alimentos o comida ya preparada.
Siempre están necesitando alimentos y dulces para las meriendas y hay varias personas que colaboran con ellas, pero nunca está de más nuevas ayudas.
Sin embargo, lo que no han conseguido es tener de nuevo la iglesia, ni el servicio constante de limpieza y suministro de agua.
Por eso el llamado nuevamente a las autoridades.