Celio Celli G.*
I
Al reiniciar esta columna de opinión queremos agradecer a todos aquellos que, por diversas vías, nos han solicitado continuemos su publicación. Ella se ha convertido en una crónica semanal de la cotidianidad de Carabobo, luego de publicarse por cerca de cuarenta años en los diarios impresos El Regional inicialmente, luego en el Carabobeño cerca de treinta años, y más recientemente en el diario impreso La Calle además de los portales digitales Noticiero 52 y Sandy Aveledo.com.
Todo permite avizorar que avanzamos en la búsqueda de una salida electoral a la presente crisis política, económica, social y moral que padecemos los venezolanos. A eso están apostando integrantes de la Comunidad Internacional, léase Estados Unidos, Canadá, Unión Europea, además de organizaciones multilaterales como la OEA y la ONU. Se sabe que el llamado grupo de contacto coordinado por Noruega ya visitó el país para pulsar el ánimo de los factores políticos que deben participar en un diálogo que conduzca a la salida electoral.
También se conoce que el objetivo central de las conversaciones es garantizar que el pueblo pueda decidir su futuro en elecciones democráticas, libres y verificables, que sean reconocidas y acatadas mayoritariamente tanto dentro como fuera del país. Las realizadas recientemente para elegir la Asamblea Nacional y a Maduro son cuestionadas por no cumplir el mínimo de garantías electorales exigidos universalmente.
II
A partir de la voluntad expresa de resolver pacífica y electoralmente la crisis, para lo cual creemos existe un apoyo mayoritario dentro y fuera del país, aunque con respetables y significativos disidentes a la opción, comienzan los obstáculos que estimamos no serán fáciles de superar. El primero es la poca credibilidad que se tiene sobre la sinceridad de Maduro y su entorno para acatar y cumplir los acuerdos. Queda la amarga experiencia de anteriores ensayos que fracasaron y que solo sirvieron al régimen para ganar tiempo y perpetuarse en el poder.
Y he allí un nudo gordiano. No se trata solamente de lograr las condiciones o garantías electorales indispensables. No, logradas ellas, se debe explicar muy bien al gran electorado, a la mujer y el hombre de a pie, de qué ciertamente su voto valdrá, que su decisión electoral será escrutada y totalizada limpiamente. La elevada abstención presente en las recientes elecciones no responde al llamado de las cúpulas partidistas, ni de individuales o sector específico, se debe a un enraizado convencimiento de que el sistema electoral establecido por el chavismo es tramposo integralmente. Diseñado para torcer la voluntad mayoritaria de los electores, y que se ha ido perfeccionando en cada proceso. El gran reto será rescatar la fe de las mayorías en la institución del voto. Por ello no bastará lograr las condiciones mínimas indispensables, no, habrá que generar una enorme narrativa que inspire confianza a los electores. Eso no lo lograrán solamente los partidos, debemos participar todos los integrantes del tejido social democrático del país. Obviamente, los partidos serán indispensables en ese diseño y desarrollo de la narrativa.
III
Son muchos los obstáculos que tendremos que superar, tarea que se complica porque siempre habrá el saboteo de Maduro y su entorno. Se pone a juego la inteligencia social de los sectores democráticos. La verdadera vocación de acuerdos, de unidad de propósitos.
En próximas columnas expondremos cosas que tendremos que discutir y alrededor de las cuales llegar a un consenso, por ejemplo: quien será el principal interlocutor en representación de los sectores democráticos en esas negociaciones; exigiremos elecciones presidenciales y parlamentarias o nos conformaremos con elecciones de gobernadores y legisladores. Dejaremos para el año 2022 las elecciones de alcaldes y concejales. Bueno, continuaremos desarrollando el tema la próxima semana.
*Profesor jubilado de la Universidad de Carabobo, exdiputado al Congreso Nacional.