José Gregorio Hernández Cisneros, nació el 26 de octubre de 1864, en la localidad de Isnotú, en el estado Trujillo.
Luego de haber intentado en diversas ocasiones ser miembro de la iglesia católica, por su vocación religiosa, comprendió que Dios lo estaba llamando a la vida laica, así emprendió la misión de ayudar a los enfermos en su fe divina.
Aldo Giordano, quien fue el Nuncio Apostólico en Venezuela, celebró el pasado 30 de abril del 2021 la beatificación del Siervo de Dios, José Gregorio Hernández con estas palabras: “Concedemos que el venerable, fiel, laico, experto en la ciencia y excelente en la fe. Reconociendo en los enfermos el rostro ferviente del señor y curador de las heridas del cuerpo y del espíritu sea llamado Beato y que sea celebrado cada año en los lugares el 26 de octubre”.
También un homenaje musical a cargo del grupo típico Caoba de Valera y luego la solemne eucaristía, presidida por el obispo diocesano, José de la Trinidad Fernández Angulo. También será bendecido el grupo de apostolado parroquial, Hermandad Beato José Gregorio Hernández Cisneros.
El programa verá también la obra teatral «Se llama José Gregorio Hernández», a cargo del grupo cultural Gente Joven del estado Mérida. Antes de terminar el día, se espera la misa parroquial y procesión con la imagen del Beato, por las calles de Isnotú.
Por otro lado, se conoce que el doctor forjó sus estudios de medicina en la ciudad de Caracas y realizó especializaciones en París, Berlín, Madrid y Nueva York. En su entregada fe, que se inclinaba en ayudar con su profesión a los más necesitados, las medicinas y consultas, no tenían precio, sino la satisfacción de haber servido al prójimo.
En abril de 2020, la Comisión Teológica del Vaticano, aprobó el milagro del Venerable José Gregorio Hernández, en la sanación de Yaxury Solórzano, quien recibió un disparo en la cabeza en el año 2017 y presentaba un pronóstico médico desfavorable.
La beatificación reconoce sin duda, la profunda devoción del pueblo venezolano por un médico y científico, que tuvo una vida ejemplar y es un aliento en estos momentos de enfermedad, sobre todo para los adultos mayores.